Ya no queda nada. El próximo sábado 23 de septiembre tendrá lugar la EdP Carrera Nocturna Gijón 10k, organizada por EL COMERCIO y el Patronato Deportivo Municipal de Gijón, con el apadrinamiento de EdP y la colaboración de Coca-Cola y Mahou. Diez kilómetros trepidantes por el centro de la ciudad, con salida en Las Mestas y meta a la altura de la Antigua Pescadería Municipal, junto a la plaza Mayor. Toda una novedad en la oferta deportiva de la ciudad que ha generado gran expectación y que está llamada a convertirse en una gran fiesta popular.
Juan F. Llames ya se ha hecho con un dorsal para convertirse esa noche tan especial en uno de los 1.500 corredores. Pero él no es uno más: este joven, natural de Villaviciosa, nació con hidrocefalia y fue esta enfermedad el motivo por el que perdió totalmente la visión un mes antes de cumplir los 16 años. Desde entonces -hoy tiene 30-, el deporte se convirtió en su gran motivación, sobre todo en las competiciones de atletismo. Se atreve con todo tipo de carreras, tanto en montaña como en pista. También con rafting en aguas bravas, escalada, parapente o buceo. «Es una manera de evadirme y de sentirme libre, además de conocer gente», cuenta.
Tan solo dos personas con discapacidades visuales graves participarán en la carrera, algo que ha sido posible gracias a la plataforma ‘Comparte tu energía’. Una iniciativa llevada a cabo por EdP, en colaboración con la ONCE y la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC), que esperan que en próximas ediciones muchas más personas se sumen y se atrevan a competir. Para ello es indispensable la función de los guías y, aunque la plataforma facilita la comunicación entre personas videntes e invidentes, aún hacen falta muchos más. «Es muy importante que cuenten con personas que entrenen con ellos. Cuantas más mejor, porque así pueden coger fondo, palpar la calle y no perder continuidad, que es lo más importante», explicaba Ramón Santurio, uno de los guías de Juan en la carrera que, además, se dedicó muchos años al triatlón y a ayudar a personas con discapacidades psíquicas y físicas a hacer deporte. Una opinión que comparte Manuel Monasterio, el otro guía de Juan (de forma excepcional, cada uno recorrerá cinco kilómetros junto al deportista maliayo), que añade: «Somos nosotros los que aprendemos de él. Además, Juan tiene un gran sentido del humor y eso es esencial para sobrellevar tantas horas de entrenamiento».
Monasterio fue sometido a un trasplante de riñón y, como su compañero, también comparte afán de superación en el deporte. Juan, como gran experto en competiciones deportivas, sabe que la clave de todo es tener humor, mucho humor. «Llevo ventaja porque esta es una competición nocturna», bromeaba.